Me Visto a la Moda

En la década de 1880, una década después de haber dejado tirado su primer par de jeans, Levi Strauss finalmente llegó a la mitad superior y fabricó una chaqueta con la misma mezclilla resistente. Las chaquetas de mezclilla se mantuvieron prácticamente sin cambios durante la mayor parte de un siglo hasta que, en los años 60, sus descendientes modificaron el ajuste para crear el Type Three Trucker: ajuste ceñido, recortado, pero igual de resistente. De repente, el favorito de los vaqueros se coló en los guardarropas de todos, desde James Dean hasta Joey Ramone.

Desde entonces, la chaqueta de mezclilla se ha convertido en un símbolo del estilo estadounidense, junto con los sombreros de diez galones. Sin embargo, es mucho más fácil de usar, porque la belleza de una chaqueta de mezclilla es que no hay casi nada con lo que no combine. Es la manera perfecta de endurecer una camiseta o relajar una camisa. Debería ser tu capa favorita entre temporadas, la forma más fácil de agregar un poco más de calor sin hacerte sudar.

Pero para que una chaqueta de mezclilla haga todas esas cosas, debe ser perfecta. Primero, color. "La mezclilla más oscura se siente más versátil a lo largo de las estaciones", dice la estilista de Thread Brooke, "así que si quieres algo que puedas usar todo el año, evita los lavados más claros". Segundo, en forma. Las chaquetas de mezclilla son mejores un poco ajustadas, para crear esa silueta esbelta y ágil que la ha convertido en la favorita de todas las estrellas de rock desde John Lennon. El estándar Goldilocks es lo suficientemente delgado como para caber debajo de un abrigo, pero no tan pequeño como para colocarlo sobre una sudadera con capucha. Marque estos cuatro y tendrá una chaqueta que no querrá quitarse.

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